lunes, 11 de noviembre de 2013

Crónica: Una visita al pasado


Un recorrido al Real Felipe



Este tour, de aproximadamente dos horas, se da en el antiguo, histórico y peligroso distrito del Callao, donde se encuentra la Fortaleza pentagonal “REAL FELIPE” con 235 años de antigüedad. El ambiente del día, totalmente frío, hace que cada esquina de esta fortaleza sea tenebrosa.

Como se sabe, la enorme fortaleza fue construida para evitar que los piratas y corsarios robasen nuestro oro. Claro está que hubo muchos ataques; por lo tanto, muchas muertes. Será esto lo que hace que existan tantos mitos, leyendas, o tal vez verdades oscuras.

La entrada es enorme e imponente. Cuando logras ingresar, puedes observar la enorme estatua de Francisco Bolognesi, héroe Nacional y patrón del Ejército del Perú. De corrido logras ver los torreones, tanto del Rey como de la Reina. Es ahí cuando se deben sentir esas enormes ganas por recorrer todo, perderse en el mundo del pasado, ir por los laberintos, sentir la adrenalina, y el miedo.

Los minutos de espera para el recorrido se vuelven horas. Empieza a sentirse calor en el ambiente, confianza tal vez, por los generales, sargentos y reclutas que rodean todo el lugar. Las ansias se hacen notar por parte del grupo, y por fin la guía apareció para iniciar el recorrido.

La aventura comenzó. Primero, se ingresa al parque de artillería, donde se muestran los cañones que fueron utilizados por el Ejército Peruano en diferentes épocas de la historia. La adrenalina aquí se puede controlar, aunque la inquietud por llegar a los torreones se hace más y más grande cada vez.

Por ser lunes, el grupo es pequeño. Éramos siete personas en todo el museo. Eso no quita las ganas de conocer y sentir la historia correr por las venas. Por el contrario, hay mayor conexión con la guía; por lo tanto, más concentración. 

Ahora, toca visitar el parque de vehículos blindados, baluarte en el que se encuentran algunos de los tanques que utilizaron los militares. Como lo cuenta la historia eran tan eficientes que durante la segunda guerra mundial continuaron fabricándolos.

Claramente, esto es parte importante del museo, mas no el atractivo principal. Al culminar con la parte divertida del camino, la dirección es ahora hacía la casa del Gobernador, ubicada bajo el caballero de los doce cañones; sin duda, una de las partes más dinámicas de todo el camino. Al visualizar las imágenes de los héroes peruanos, con historias detalladas, todos quedan asombrados, y con consciencia de la importancia de nuestro pasado.   

Ahora pues, se dirigen ya hacía La Casa de las Respuestas. Es esta la réplica exacta de la que se encuentra en Arica, y hoy es el consulado peruano. La delgada joven que va tras la guía comienza al parecer a  sentir mareos. Será tal vez por la resolana que se siente, y quizá también deshidratación.

De lado se encuentra la llamativa estatua del soldado sin cara, llamado “El desconocido”. Lo llamaron así porque representa a todos los militares que dieron su vida por defender a la patria. El hombre con enormes ojos que va fotografiando todo paso a paso pregunta a la guía si esta tiene un día especial, y como si lo que hiciera fuese una rutina aburrida, ella le responde que era el 04 de noviembre, y entre risas todos dijeron: “¡Feliz día soldado!”

Siguiendo con el cansado paso, se logra observar el torreón de la reina. Se puede apreciar que todos quieren ingresar, pero por algún motivo la guía sigue de largo. Seguro se encuentra en mantenimiento.

Llegamos ya al tan esperado, tenebroso, escalofriante, torreón del rey. Porque es ahí donde murieron todos los prisioneros que tenían parados en celdas en forma de herradura sea por traición a la patria, o por no estar de  acuerdo con la corona española.  Hay que cruzar el divertido y peligroso puente levadizo para poder ingresar. Ahora es cuando los colores del rostro se desaparecen y se empiezan a sentir presencias extrañas, como un ente maligno. Algún alma de los prisioneros podría ser tal vez. Estaba todo oscuro, lleno de trampas y laberintos. Ninguno del grupo pretende separarse. Parece ser que cuando dan un paso, alguien se asomase entre las paredes, y los gritos de las jóvenes se escucha el triple de fuerte. Las dos muchachas que se encontraban al final de la fila, se desaparecieron, y se dieron al encuentro con la guía y el grupo por otro túnel.

El frío abrigaba la tarde, mientras el sol se ocultaba, y los jóvenes que iban ya separados dedicaron el tiempo del recorrido final para fotografiarse a si mismos. Llego la despedida y la guía invitó a regresar, tal vez con la presencia de turistas o más personas.

El precio para adultos es de S/. 10.00, para los turistas, S/. 15.00 y para los niños, S/. 5.00 nuevos soles.

Por Mónica Echeverria

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