jueves, 28 de noviembre de 2013

Aprendiendo a ser madre

Entrevista a: Karolay Guerrero Montalvo


Karolay tiene ojos grandes y redondos y a través de su mirada refleja toda una historia. Esta adolescente de 18 años que amamantaba a un pequeño, a quien tenía en brazos y  a la vez cuidaba de muy cerca a otra pequeña que, vestida de mariposa, jugaba muy alegre por entre las flores del parque María Elena Moyano, en Villa el Salvador.

Se percibe su cortesía. Es sorprendente verla tan joven y realizando un rol tan importante como es ser madre. Ante la pregunta de qué se siente ser madre, ella miró a su pequeña que, en ese momento jugaba con su pelota inflable en el pasto, y respondió la pregunta de una manera pasiva. Contó que ser madre a los 15 años conlleva mucha responsabilidad por no tener experiencia, y luego hay que dejar los estudios y después vienen los problemas económicos.

En un tono melancólico, acotó que también se tiene problemas sentimentales, por lo que no se sabe cómo manejar una relación. La parte más difícil de su embarazo fue la convivencia con su pareja, pues Benji el padre de sus pequeños, también es muy joven y era mucha responsabilidad para ambos.

Sonrió y dijo que fue él a quién le chocó el embarazo, pues ya no saldría. A divertirse. Ahora su prioridad era su pequeña que venía. Él, a veces se cansa, se aburre por la bulla, por la responsabilidad que tiene con los bebés; por eso no es tan fácil, acotó.

Su niño empezó a llorar. Ella se paró a pasearlo. Se le notaba cansada. En ese momento, suspiró y confesó que a veces tenía ganas de salir a divertirse, pero que no podía por los bebés, porque no tenía con quien dejarlos, aunque sería difícil para ella la idea de salir y no saber cómo están sus niños. Sentiría una incertidumbre tremenda. Sorprende la madurez con la que se expresa. Sus ideas eran tan claras, a pesar de ser una adolescente.

Su hijo dejó de llorar. Ella volvió a tomar asiento, Quizá fue la libertad que le dio su madre o la falta de atención lo que tuvo como consecuencia su embarazo. Karolay confesó que no vivía con su papá, pues él trabajaba fuera de Lima. En aquel tiempo solo vivía con su mamá y su hermana, dos años mayor que ella. Prácticamente paraba sola puesto que su progenitora trabajaba todo el tiempo y llegaba en la madrugada por lo mismo que es madre soltera y tenía que velar por ella y su hermana.

 Hubo un poco de descuido de parte de su mamá, lo que hizo que se aferre a Benji. Esta no la dejaba salir. Incluso cuando se enteró de que Karolay estaba con ese muchacho, le  prohibió verlo, a pesar de que su casa estaba al frente de la suya. Su tío, por petición de su mamá, los vigilaba y hasta les quiso pegar.

Bajó la cabeza con una mirada llena de tristeza y melancolía, Dice que a pesar de que su tío estaba pendiente de ella, sentía que no había control en su hogar y como era muy niña, no le tomaba importancia y además estaba muy ilusionada, pero eso no era lo peor. Ella necesitaba una persona a quien confiarle sus dudas y no tenía la suficiente confianza con su madre.

Se agarraba las manos un tanto nerviosas y se percibía en su mirada un sentimiento de rencor, pues su madre se decepciono de ella. Ya estaba a un año de culminar el colegio, lo que siempre le traía tristeza.

En ese momento, unas lágrimas bajaron de su mejilla – “Duele que se decepcionen de ti y más aún si es tu madre”, refirió.

Se calmó, tomó aire y continuó narrando su historia. Al principio de su embarazo, su madre sufrió mucho; incluso quiso que Karolay perdiera al bebé. Fueron al lugar donde iba a abortar, le mandaron hacer una ecografía y refiere que fue en ese momento en donde su mamá se arrepintió de la decisión que había tomado.

Suspiró, miró a su hija y dio una breve sonrisa. Dice que en el momento que su progenitora miró su ecografía, la abrazó, le pidió perdón y prometió que iba apoyarla. Cuenta que en ese instante, ella abrasó a su madre y le pidió perdón. Aquel recuerdo vuelve a causarle más lágrimas.

Cogió un pañuelo y se secó la cara con delicadeza. Refirió que para ser madre primeriza llevó con tranquilidad su embarazo e incluso no tuvo nauseas, ni ningún otro malestar.

Lo que genera mayor asombro es que acaba de tener a su segundo hijo, a quien sostenía en brazos. Karolay miró a su bebé, le dio un beso y narra que cuando se enteró de que estaba embarazada nuevamente, al comienzo, no lo creyó. Pensó que lo que tenía era un quiste, pues tuvo una hemorragia. Por eso no aceptaba el embarazo.

Confesó que cuando confirmó que esperaba a su segundo hijo pensó incluso en abortar. Dice que estuvo varios días sin saber qué hacer y la desvelaba la reacción de su madre.

Cuenta con un tono sensible la decisión que pensó tomar en aquel tiempo. Pero luego lo pensó bien; dijo que el bebé no tenía la culpa y que no sería lo indicado. Menciona que su hijo quizá si tuvo un propósito, pues en ese tiempo se iba a separar de su pareja y cuando él se enteró del embarazo se alegró.

Afirma que fue una situación difícil, porque el retomar una relación donde ya no hay un sentimiento por medio es complicado.

Su mamá no tomó la noticia como la primera vez. Fue ella quien le dijo que no abortara.
Karolay cuenta que es su progenitora y su hermana quienes la apoyan, pues su pareja no tiene un trabajo estable.

Ante la pregunta sobre la crianza de sus hijos, ella refiere que es un poco complicado. Con un tono agotador, dice que, mientras a uno tiene que tenerlo tranquilo en la cama, cambiarlo de pañal, bañarlo, darle de lactar, su hija mayor le pide que la haga jugar, que le converse. Es agotador, refiere.

Su caso es admirador, aunque para algunos no quizá el mejor ejemplo, para otros será una experiencia de lucha ante las adversidades.

Cuenta que cuando su hija hace alguna pataleta, no le pega, solo le habla. Y cuando le colma la paciencia, lo único que hace es castigarla diciéndole; “ya me voy al parque y tú te vas a quedar sola”. Claro que nunca lo hace. Solo lo hace para calmarla, refiere entre risas.

La noche se acerca y Karolay se despide muy gentilmente. Refiere que fue muy grata la oportunidad de poder contar parte de su vivencia. Su rostro lucía feliz. Así se dirigió muy lentamente a casa junto a sus dos hermosos pequeños a seguir cumpliendo ese maravilloso rol que es ser madre.




Por Pamela Noemí Albán Martínez

Crónica: Una muerte más por la irresponsabilidad

Pasaba caminando con mi hermanito por las calles de Villa el Salvador cuando de pronto nos  detuvo intempestivamente una escena desgarradora protagonizada por una señora de aproximadamente 35 años que se encontraba arrodillada sobre la acera de la pista y lloraba sin cesar abrazando sobre su pecho a un pequeño quien estaba tirado y lleno de sangre pues minutos antes el pequeño había sido atropellado por un chofer a quien muy poco le importo el hecho y fugo inmediatamente.

Las personas que habían presenciado el lamentable hecho corrieron para tratar de auxiliar al niño, unos se acercaban, otros solos de lejos con el celular en la mano llamando a una ambulancia, la madre del pequeño que había cruzado la pista con él pero que solo fue el niño quien llevó la peor parte, gritaba desesperadamente pidiendo ayuda.

Un señor que también estaba en su auto y quien se encontraba justo en el momento del accidente cerca al chofer que había producido este trágico hecho al ver que este último intentaba escaparse lo persiguió con su auto pero no llego a alcanzarlo.

Traté de acercarme al tumulto pero no pude pues mi hermanito estaba muy asustado, entonces solo observe desde lejos y con mi celular dando aviso a la policía. Muchos de los testigos habían logrado apuntar la placa del carro que había causado el accidente y esperaban que este sea capturado. La ambulancia llego a los pocos minutos pero no pudieron hacer nada por el niño, pues este había fallecido al instante.

Al llegar a mi casa le conté a mi madre y hermana el hecho que habíamos presenciado, ellas al igual que yo criticaron a esos señores irresponsables que manejaban ebrios por las calles. Fue una tarde muy silenciosa. Sentía impotencia de las vidas que se pierden pero no por la culpa de alcohol sino por las personas que lo consumían y manejaban, ¡acaso no tienen sentimientos!

 Y no es un accidente más, es la inseguridad que habita en el Perú por esos choferes irresponsables que sin pensar en las consecuencias de sus actos manejan ebrios.

Cada día al despertarme enciendo el televisor y solo veo noticias de personas que han sido víctimas de esos inescrupulosos choferes que se pierden en su ola de diversión sin importarles el riesgo al que están expuestos muchas personas por culpa de ellos.

El Perú es un país que tiene un índice muy alto de personas que mueren atropelladas, esto es alarmante para la ciudadanía, porque nadie sabe en el momento en que salga de su casa y no  regresar pues un irresponsable más decidió acabar con su vida.


POR PAMELA NOEMI ALBAN MARTINEZ

martes, 26 de noviembre de 2013

Julio Cotrina - Notas Interpretativas


Entrevista a Juan Quispe


Este hombre sobrevive, sin familia y sin un lugar donde dormir

Mientras la noche empezaba a caer y el viento comenzaba a soplar, me encontré con Juan, en esa pocilga con paredes de madera que sostenía el techo de eternit donde todos los días pasa sus noches sentado. Así es su vida a diario y está acostumbrado a ello.

Me senté junto a él y lo saludé como si lo conociera de tiempo. Pensé que se negaría a responder las preguntas, pero no fue así; es más optó por invitarme un poco de su licor, diciéndome: brinda conmigo.

Vertió de su botella un poco de licor en un vaso. Esta bebida tenía un fuerte olor y supongo que también amargo. Me entregó el vaso. Lo único que hice fue sonreír, sostener el vaso de plástico y dejarlo a un lado de donde yo estaba sentado. Él seguía tomando.

Entonces, le pregunté si se siente bien con su vida. Empinó el brazo, tomó un sorbo y me dijo: _soy feliz cuando tomo, pero cuando no lo hago me siento triste.

Sin embargo, su rostro me decía otra cosa, que cuando él tomaba realmente, se sentía triste y abandonado lo único que hacía era tomar y tomar como si todo anduviese bien.

Simplemente, mostraba desinterés por su vida. Es así que le pregunté si quería cambiar de vida y me dijo: _No, para qué cambiar, si a nadie le intereso. Trabajo para mí, tomo para mí y vivo para mí.

Sus respuestas parecían falsas, ya que cada vez que respondía, tomaba y agachaba la cabeza, como culpándose de algo que hizo mal.
Ya había realizado dos preguntas, y Juan me preguntó, señalando el vaso: _y eso no lo vas a tomar o me lo tomo.

Creo que pensé mucho en mi respuesta; entonces, Juan no lo pensó dos veces, agarró el vaso y se lo tomó. _Esto es vida_ dijo mientras se reía y sacaba otra botella más del bolso que llevaba, pues Juan se dedica a juntar botellas de plástico para luego venderlas y con ese dinero comprar su licor, y de vez en cuando alimentarse de uno o dos panes. 

Voy por la tercera pregunta. Juan, cómo es qué logras sobrevivir en este mundo, me parece algo a lo que yo no podría sobrevivir y tú lo haces. Orgulloso de sí mismo y mostrando furor en su rostro, me dijo: _Si sigo vivo es gracias a esto (levantó la botella) y a Dios, que está conmigo.

Metió su mano por el cuello de su polo y me mostró el collar que llevaba puesto. Era un rosario y señaló: _El me protege y me guía a donde yo vaya, se que siempre estará conmigo y no me abandonará. Cada día que despierto, abro los ojos con miedo pensando si amaneceré vivo o muerto. Gracias a “Papá Lindo” es que sigo en este mundo.

Y es cierto lo que me dijo, pues en su rostro están plasmados esos golpes e hinchazones. Solo Dios sabe cuánto tiempo más lo dejará en la tierra. Los vagabundos iban llegando a este lugar de mal vivir, donde los pobres hombres piensan vivir en gloria cuando en realidad, viven para morir.

Entonces, le pregunté cuántas botellas tomaba al día, y me dijo: _eso depende de lo que gane al día. Esta botella me cuesta un sol, y tengo que juntar más de 30 botellas de plástico para venderlas y poder vivir de esto _y si no te alcanza_ para eso está los amigos. Vengo acá y me invitan. En esta vida todo da vueltas. Hoy por mí, mañana por ti.

El viento corría más fuerte. Yo temblaba de frío y Juan, solo tiene ese polo que le cubría y un pantalón jean de color azul, pero totalmente, sucio y con un hueco en el lado derecho. Al parecer, ya se había acostumbrado a este aire fuerte por las noches. _Juan, ¿no sientes frío? _Le increpe y me respondió: _qué frío, si hace calor_. Así como el viento sopla fuerte, qué corriente te trajo hasta aquí; por qué te importa mi vida, qué quieres saber.

Solo le dije que buscaba la forma de poder ayudarle, y luego arremetí: _ ¿eres feliz? Y él contestó  que no le interesa lo que digan los demás. Al fin y al cabo es su vida.

Mientras iba respondiendo, podía notar como sus ojos se llenaban de lágrimas, pero no lo mostraba. No dejó ni una lagrima derramar, pues sostuvo el llanto de tanta impotencia. A pesar de toda esa valentía, su voz se le quebraba y simplemente era por el dolor que sentía dentro.  Fue el momento indicado para averiguar si desearía cambiar de vida, así el me haya anticipado que se siente bien con la suya.

_Soy una persona normal. Qué me diferencia de ti. Yo te quintuplico la edad, y me vas a venir a dar consejos_ enfatizó y soltó una carcajada. Entonces, insistí. Hubo un silencio como película de suspenso. Me miró y era como si fuera la pregunta del millón. Fue un segundo que parecía una eternidad. Estaba totalmente preparado para su gran respuesta. Empinó el brazo. Tomó otro sorbo, y me dijo: _siguiente pregunta.

No me quedaba más remedio que terminar con esta pequeña charla, que al parecer ya no le agradaba mucho a este hombre. Lo único que hacía en toda la conversación era tomar, apoyar sus brazos en sus piernas y agachar la cabeza. Ya estaba acostumbrado a ello.
Solo me quedaba una pregunta más, no porque él me dijo, sino porque cada vez que agachaba la cabeza sus ojos se cerraban, y se balanceaba en sí mismo.

Le dije a Juan que ya me tenía que ir y que me gustaría poder conversar nuevamente. No respondió. Ya se había dormido, incluso hasta empezó a roncar. Le toqué el hombro y le moví. Pensé que me estaba haciendo una broma. Esperé sentado unos minutos más. No pasaron ni 10 minutos y la botella media llena que la sostenía en su mano, la soltó y se derramó todo el alcohol barato que siempre compra.

Efectivamente, se había quedado dormido. No había más que hacer. Saque una bolsa con bizcocho y lo dejé dentro del bolso que tenía puesto.
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 TESTIMONIO


Los talleres de enero y febrero


El 2013 se proyectaba como un nuevo año, con nuevas experiencias y logros por adquirir. Con ideas que tenía en mente desde que empecé este gran salto a una nueva aventura. Lo único que necesitaba era el espacio de un aula para poder hacer realidad este proyecto. Cosas del destino, llegó esa gran oportunidad.
 
El uno de enero, aproximadamente a las 7:00 de la noche, como es de costumbre, me senté frente al monitor a revisar mis cuentas de correo. Es así que recibí un mensaje al Facebook, el cual decía lo siguiente: “Hola Julio. Te saluda Christian Villar. Lucero Gonzales, una compañera de estudios, me habló de ti. Me comentó que ustedes habían estudiado juntos en el MALI (Museo de Arte de Lima), es por ello que le pedí una persona de confianza para que pueda asumir el cargo de profesor de teatro en la Municipalidad de San Juan de Miraflores. Espero tu pronta respuesta”. Este mensaje había sido enviado 20 minutos atrás. Entonces, no lo pensé dos veces y le respondí que estaba interesado.


Luego de esta pequeña conversación, sería citado para una entrevista en la misma Municipalidad en el área de Educación, Deporte y Cultura. Era tanta la emoción que esa misma noche que recibí la noticia, empecé a realizar mi plan de trabajo para el Taller de Actuación. No era tan dificultoso, ya que tenía un modelo de plan donde había trabajado antes.


En ese momento, mientras me encontraba realizando mis propuestas para presentarlas en la entrevista, me di cuenta que existen amistades que realmente te valoran y es bueno cultivarlas. Lucero fue una amiga del taller de actuación en el MALI donde dictaba clases el actor Ramón García. Asimismo, tuve la oportunidad de actuar con Lucero, y nunca olvidaré su personaje de “niña buena”. Es así que la llamé al celular y le agradecí por su recomendación, y si de alguna u otra forma podía corresponderle a ello. Y ella que nunca dejará sus bromas de lado, me dijo: “no te preocupes amigo, solo quiero un Mercedes Benz afuera de mi casa”.
Llegué a la entrevista y presenté mis propuestas. Me preguntaron acerca de mi experiencia y todo relacionado a la actuación. Es así que, gracias a Dios, empecé a dictar las clases de teatro en los talleres de verano.
Escogí el horario de tres veces por semana que constaba de una hora al día, que en realidad me quedaba más de dos horas, por lo mismo que veía el entusiasmo en los estudiantes.
Empezó la primera clase y en el aula contaba con 48 alumnos, por lo que tuve que dividirlo en dos grupos. El primer grupo con niños de 4 a 9 años y el segundo, de 10 a 17 años. Aunque era relativo, si notaba talento especial en algún niño del primero grupo, lo que hacía era pasarlo al segundo.
Nunca  voy a olvidar ese gran talento de Jesús, de 8 años, a quien tan solo le pedí que interpretara la voz de una persona que está en una guerra, y lo que hizo fue espectacular. Se imaginó que estaba en el suceso, realizó las mímicas y expresó todo lo posible, interactuó con sus compañeros. Fue interesante. Y esta era su primera clase.
Es así que poco a poco me fui quedando extasiado de las maravillas que hacían estos ‘pequeños talentos’. El fin del taller era desinhibirnos, reír, compartir y actuar. Y eso se logró. La mayoría llegó a la primera clase callado, igual la segunda y la tercera. Pero el objetivo de romper el hielo se cumplió.
Sin lugar a dudas, fueron dos meses geniales de aprendizajes mutuos. Estos chicos tendrán un futuro maravilloso.    






Crónica: La sirena de Huacachina

 
La Huacachina es un oasis en medio del desierto del departamento de Ica, a solo 5 km al oeste de la ciudad, en medio de dunas del desierto. Este centro turístico goza de fama, gracias a las propiedades medicinales de sus aguas provenientes de filtraciones subterráneas. Esta laguna es un tranquilo balneario, ideal para descansar y disfrutar del paisaje, un lugar para pasar un fin de semana desconectado del caos de la ciudad de Lima.

En las orillas de la laguna  se pueden apreciar sus palmeras. Este paisaje tiene increíble montañas amarillas, una al lado de otra, tan imponentes y frágiles que cualquiera podría sentirse en plena tranquilidad.
El hospedaje, en el hostal Casa de Arena las habitaciones no cuentan con nada más que camas, juegos de sábanas, una mesita y agua caliente en baño privado o compartido. El hotel tiene piscina y un bar dónde se vende cerveza, tragos y gaseosas todos los días hasta que se vaya el último cliente.
Una habitación doble está 25 soles por persona,  y si optas en un tour organizado por el hotel de 45 soles por persona en Buggie,  incluye 4 paradas por las dunas. Normalmente un paseo de este estilo costaría entre 30 60 soles por persona. 


El paseo en arenero es indescriptible, especialmente durante las bajadas, Como si uno estuviera en una montaña rusa. Hay una salida a las 10 de la mañana y otra por la tarde, la cual dura aproximadamente dos horas. Durante el día, también se puede alquilar un botecito a remos o a pedales, para pasear en la Laguna con un costo de 20 soles.
Otro tour que ofrece el hostal es el de las bodegas y destilerías de pisco 25 soles, que se realiza por la noche en Buggie y tiene una duración de 3 o 4 horas durante las cuales puedes comprar diversos tipos de Pisco y observar una tradición iqueña como la pisada de uva.
Hay alojamiento para todos los bolsillos y algunos bien económicos como el Desert Nights, a sólo 10 soles la noche pero eso sí en dormitorio compartido.

A unos pasos de la Comisaría, dónde suelen estacionar los taxis y mototaxis, hay un pequeño pasadizo de compras artesanales dónde venden los tragos típicos de Ica: la Cachina  y  Crema de Pisco, envasada en botellas o porrones de 15 20 soles.
A la hora del almuerzo o de la cena se pueden escoger entre los diversos restaurantes que rodean la Laguna. Se puede encontrar por ejemplo menú de 13 soles que incluyen Pizza personal, Pan al Ajo y gaseosa.
Si durante la noche quieren salir a divertirse un rato y no les convence el bar, Casa de Arena es una buena opción.
Este centro turístico cuenta con una historia muy acogedora llamada la Huacachina. Se dice que en tiempos del Imperio Inca vivía cerca de este lugar una joven princesa, que era conocida por todos como Huacca-China (la que hace llorar). Era una princesa con unos ojos verdes, hermosa cabellera y que cantaba de una manera extraordinaria hasta el punto que todo aquel que escuchaba su melodía lloraba, porque ella tenía un secreto y es que su corazón quedó enamorado de un amor no correspondido.
La princesa buscaba un rincón dónde llorar y al hallarse libre, cavaba ante el árbol un hueco donde ponía el dulce nombre de su amor.
En cierta ocasión, en el hueco que había abierto en la arena, ante el algarrobo, se llenó de agua tibia y sumergió su blanca desnudez. Cuando salió del baño, se envolvió en la sábana y al verse en el espejo, descubrió un espía, un cazador, que al ver su belleza, quedó prendado de sus encantos, viniéndose como un furioso, hacia ella.
La princesa huyó entre la vegetación del lugar, en las cuales iba dejando trozos desgarrados de su manto, que por momentos dejaban ver su desnudez. La sábana quedó enredada en un zorzal y la princesa quedó desolada sin fijarse en nada.
Entonces, la sábana abierta se hizo arenal. Siguió huyendo la princesa con su espejo en alto. Cuando quiso dar un salto, tropezó porque su puño padecía de fuerzas haciendo caer el espejo.
Y ocurrió una conmoción, El espejo roto se volvió una laguna y la princesa se transformó en una sirena, que en las noches de luna sale a cantar su antigua canción.
Los residentes de la zona sostienen que existe una corvina encantada, la cual dicen haberla visto, pero por más empeño que hagan, nunca llegan a apresarla en sus redes.
Esta es la mítica historia de la Huacachina, un oasis en medio del desierto, en la ciudad del eterno sol de Ica.
 
Huacachina en el día

 
Huacachina en la noche
 
 
Por Claudia Reynoso

Testimonio: Mi vida la danza


Cuando era niña, encontré una aliada a todos mis temores, los cuales se desvanecían al momento de poner play en ese pequeño radio azul a pilas a mis cortos 8 años de edad.
¿Qué es lo que siento?, es lo que la mayor parte de las personas me preguntan.
La danza me hace sentir muchas cosas.
Mi corazón empieza a latir y se mimetiza al compás del beat de la música.
La adrenalina empieza a fluir logrando ese efecto de piel de gallina que hace vibrar cada parte de mi cuerpo, sintiéndome viva.
En este proceso no solo es felicidad, también cuento con dolores musculares y también momentos en que tu espíritu y tu fuerza de voluntad tienden a quebrarse.
A pesar de esto, estoy presente, existo y todo empieza en el primer compás de la música.
Para muchos de nosotros (como espectadores) un espectáculo comienza  al levantar el telón y termina cuando este se cierra.
Para mí   todo es un comienzo, todo se vuelve un posible escenario.
He bailado en teatros, calles, en mi sala, en mi dormitorio, en mi baño mirándome al espejo, en un bus, estaciones de tren, y si me preguntan si soy feliz.
Diría que no porque feliz es una palabra muy corta para expresar lo que siento cuando bailo.
 
Claudia Reynoso
 
 
Por Claudia Reynoso

Entrevista: Los maltratos de su tía lo llevaron a vivir en la calle


 Entrevista interpretativa a Edgar Huamaní
Se prostituye para sobrevivir


Como todas las mañanas, tú Edgar Huananí (25), o más conocido como “Nacho”, te sientas a contemplar esa casa donde viviste los 10 años de tu vida y la que te trae tantos recuerdos, tienes la esperanza de encontrar una respuesta a todas tus desgracias.

Me siento a tu costado, te miro fijamente, y me puedo percatar en qué situación te encuentras. Tienes un aspecto descuidado y la mirada perdida. Tratas de engañarme con una sonrisa, pero es difícil ocultar tu dramático pasado.

Pregunto “Nacho”, qué es lo más bonito que recuerdas de tu infancia. Me contestas, que los 10 años que viviste con tu tía fue un infierno. Esto fue  la razón por la cual te escapaste de tu casa. Me confiesas que antes que te convirtieras en homosexual vivías enamorado de una joven que nunca te correspondió. Era un amor de barrio. Sonriendo relatas que un día te robaste los aretes de tu tía para regalárselos a Kimberly, esa jovencita, blanca, de cabello castaño y ojos marrones, que tanto te gustaba.

Te pregunto cuál fue el motivo por el cual te escapaste de tu casa. Bajas la mirada y me dices que fueron varias las razones:_Me escapé a los 10 años, porque ya no aguantaba tanto maltrato. Mi tía no me daba de comer, me pegaba, me insultaba. Todo lo que hacía estaba mal para ella. Me muestras una cicatriz en el antebrazo y que el tiempo no ha logrado borrar y me dices que ella fue la cual ocasionó esa quemadura.

Me llama la atención las marcas que tienes en el cuerpo. Me respondes que más cicatrices tienes en el corazón. Insisto con mi curiosidad. Te muestras incómodo, pero llegas a responder con una frase:_La calle no es fácil. Aparte de las cicatrices que me provoco  mi tía durante el tiempo que viví con ella, en la calle he pasado penurias hambre, frío y rechazo. Para poder sobrevivir tuve que robar y prostituirme, y ahí recibí maltratos y golpes.

-Exactamente no me acuerdo a qué edad empecé a prostituirme. Para sobrevivir tuve que robar, pero siempre me atrapaban y luego recibía una buena paliza. Luego me puse a lavar carros, pero no es un trabajo my rentable. Como no tenía donde dormir, empecé andar con mujeres de la vida fácil. Les hacía compañía o les buscaba clientes a cambio de unas monedas y  fue ahí donde empezó todo. Al comienzo no fue fácil, pero no tenía de otra. Era volver a esa casa y recibir los maltratos de mi tía o seguir en la calle. No te puedo describir lo que se siente, pero para disminuir el dolor empecé a consumir terokal porque es lo más barato.

-Las drogas son como anestesia, alivia un poco el dolor, pero cuando pasa el efecto sigues en lo mismo. Eso fue lo que hizo que yo tomara la decisión de consumir terokal porque te olvidas que tienes hambre, frío y que tienes un dolor en el alma.

Te pregunto si piensas que un homosexual nace o se hace.

-Yo nací varón. Me enamoré de una mujer, pero por mi situación yo me hice homosexual. No sé quién soy verdaderamente. Hay días que luzco como hombre y otros días como mujer.

Te consulto si alguna vez te has proyectado a un futuro a formar una familia, tener hijos. Miras al cielo, me miras y me contestas con un rotundo “no”. Y luego añades: He estado muy cerca de la muerte; he pasado muchas cosas y solo espero que en cualquier momento mi madre me recoja.

Me dices que ya fue suficiente, que hay cosas que nunca van a cambiar. Me pides que te mire de pie a cabeza y que no sienta lástima de ti, que a pesar de todo lo que has pasado confías en dios. Te subes a tu bicicleta y huyes porque ya no quieres seguir recordando tu triste pasado.


Edgar Huamaní
 

 Por: Rubi Neyra Alania
 

 

viernes, 22 de noviembre de 2013

Crónica: Un paseo por el más allá

Crónica  al cementerio Presbítero Maestro

Las agujas del reloj avanzan al igual que las horas que se recorren para llegar al cementerio-museo más antiguo del Perú. El sagrado e imponente Presbítero Maestro recibe a todos los curiosos visitantes que acuden a él con ganas de conocer un poco más de la historia entrampada y personajes ilustres que descansan en paz sin ningún deber terrenal  y para toda la eternidad.

Fue creado por el escultor, pintor y arquitecto Matías Maestro por órdenes del Virrey Fernando de Abascal, en 1808. Está sorprendente morada alberga en el silencio de sus nichos a una infinidad de peruanos. La puerta principal nos recibe decorada por vendedores de flores. 

Para ingresar como un espectador común y corriente, llevado por la algarabía de los gallinazos y la funebridad que llena esta pequeña ciudad vestida de luto, hay que pagar la suma de ocho soles, pero si el ingenio nos gana nos podemos arreglar y preguntar a los floristas cuál puede ser el método más factible para ingresar a tal recinto lleno de historia sin pagar un sol. El florista les da la mejor idea, comprar flores y alegar en la puerta, llena de óxido y de olvido del tiempo, que se va a visitar al niño Ricardito Spiell, este niño con frac llama la atención de diversas personas, tiene una historia digna de contrastar con la fastuosidad de otros insignes y famosos peruanos, señal de esto es que muchísimas personas van cargadas de fe y esperanza a pedirle algunos favores con la devoción que caracteriza a los peruanos.

Siguiendo el recorrido se presentan inertes los nichos y mausoleos llenos de familias viviendo abrazados por la muerte, acechados por aves vestidas de negro, como guardando luto y respeto a los cuerpos que, después, serán devorados. Observan impacientes, buscando carne fresca y con una mirada matadora cuidan sus dominios de los extraños que las rondan.

Los callejones se pierden en el silencio del tiempo, la tenebrosidad se siente en la piel de los valientes que acuden a ver las maravillosas obras levantadas en este  lugar perdido en el cronómetro de la muerte. Es un recinto de descanso espeluznantemente bello donde se alzan tumbas de personajes ilustres. Cual madres dolorosas, las estatuas abrazan las tumbas bañadas por el olvido del tiempo inclemente.

En medio del recorrido les da la bienvenida la cripta de los héroes, la cual se yergue imponente refugiando en sus adentros a quienes, en algún momento, dieron su vida, cual caballeros templarios, por su patria amada. Francisco Bolognesi, Miguel Grau y Alfonso Ugarte son algunos de los que habitan esta morada resplandeciente por la gloria de su muerte.

Unos hermosos ángeles y diversos personajes vestidos de muerte, con ropas griegas, cuidan distintos nichos, quien las ve con ojos de artista puede decir que son tan exactos que solo les falta corazón para ser iguales a un ser humano. Presidentes se imponen en tumbas de las distintas alamedas y muchos otros, sin nombre, residen allí inquietos en el silencio de ser conocidos.

Al ser un cementerio muy antiguo, alberga en él muchos personajes antiguos y lo que puede llamar la atención es que también habita en él a una niña llamada Emily Hawmman; su tumba está llena de stickers que nos recuerdan que la muerte no distingue edad, ni clase social; su padre pinta el jardinel de rojo y blanco, con la sangre de su alma y la paz interior de una niña inocente, al ritmo del JIPPIE  JAY.

El camposanto recobra vida y recibe a familias y curiosos que van hasta ahí para conocer un poco más de historia enfrascada en un maravilloso arte arquitectónico del siglo XIX y XX. La gloriosa visita vívida de experiencias terroríficas y escalofriantes, dado que hay que tener la sangre fría para no asustarse con las estatuas humanas y la mirada incesante de ángeles custodios.

La astucia se ve envuelta en olor a flores que ayudan a adornar más a este recinto encapsulado en el tiempo por el mármol y arte que aflora en él. Don Juan Tenorio vino desde España al Perú a conocer tan fastuoso lugar y mostrar sus dotes histriónicas acompañadas del terror que causa visitar esta máquina del tiempo de noche para ver un teatro lleno de misterio, amor e historia. 


Estatuas Reales 


Por Marilin De la Cruz


jueves, 21 de noviembre de 2013

Crónica: Barranco histórico



 
Durante una caminada por el distrito de Barranco,  está el parque municipal como primer lugar histórico, el cual fue construido aproximadamente en 1913. Esta plaza de hermosos y amplios jardines y grandes palmeras, tiene dentro de ella una pileta, en donde lo que más llama la atención es una estatua de una ninfa de mármol sobre un espejo de agua. A un extremo de este lugar, se observa la biblioteca pública "Manuel Beingolea", de cimientos antiguos, que fue utiliza como municipalidad durante muchos años.
 
 
 
Se observa también que encima del pórtico hay  una torre y que sobre la misma existe un reloj y en su parte baja el escudo de Barranco, uno de los muchos patrimonios culturales que aún se mantienen y se utilizan. Frente a este se encuentra la iglesia Santísima Cruz. Este centro de oración es uno de los más representativos del distrito.
 
A unas pocas cuadras, se encuentra la muy conocida la bajada de los baños, lugar que antiguamente los pescadores utilizaban para descender hacia las  playas de Barranco. Una de las locaciones más hermosas de este distrito, sin duda alguna, es el puente de los Suspiros, el cual se puede ver arriba de la bajada de los baños. Este fue construido en 1976 e inaugurado un 14 de febrero. Este camino de madera, que al pasar cruje por los años,  es la que une los dos extremos de la quebrada  y que nos lleva a la iglesia "La Ermita'. Esta, anteriormente, solo era una capilla en la que los pescadores se encomendaban antes de salir a sus faenas de trabajo. En torno a esta iglesia existen muchas leyendas y mitos misteriosos sobre su prevalencia en el transcurso de los años. 
 Gran parte de las calles, en Barranco, son pequeñas y adoquinas. En este tradicional distrito existen  varios museos, entre ellos el de don Pedro de Osma, cuyo nombre hace honor al que fue un gran conocedor del arte virreinal. Este lugar cuenta con objetos, en los cuales se refleja la riqueza del arte peruano. Su ubicación está en la avenida del mismo nombre. Otro centro histórico muy conocido es el museo de la Electricidad, en el que destaca el muy bien conservado tranvía, el cual aún se utiliza y sirve para transportar algunas personas a distancias cortas.
 
 Se conoce que el distrito de Barranco es cuna de artistas y poetas muy famosos. Entre las viviendas que se encuentran, al frente de la iglesia de San Francisco, se encuentra la casa del poeta José María Eguren y también en este mismo distrito se encuentra la casa de Abraham Valdelomar, uno de los primeros ranchos que se originó en este lugar. Estas viviendas, las cuales tienen muchos años encima, son casas muy bien cuidadas y adornadas. 
 
Así vemos que barranco es un distrito que se ha encapsulado en el tiempo, y que cuentan distintas historias de personajes ilustres.
 

Testimonio: Un viaje inesperado


Hace un año por el feriado largo que se dio gracias a la Cumbre ASPA (América del sur – países Árabes), que tiene como fin impulsar el intercambio económico y comercial entre los países de la Liga Árabe y la Unasur, salió un viaje inesperado.

De un día para otro recibí la llamada de mi hermano, quien me preguntaba si tenía planes para este fin de semana largo. A mi respuesta negativa, él me dijo si quería viajar con su familia y, de inmediato, muy contenta le dije que sí.

El viaje era al día siguiente, y a las 5:00 p.m. salía el avión. De prisa comencé a empacar mi ropa más veraniega, ya que íbamos a Punta Sal- Tumbes. Me ponía de acuerdo con mi hermana mayor para saber qué  llevar, qué prestarnos, qué hacer.

Llegó el viernes y la llamada al teléfono fijo, a las 08:00 a.m., me despertó. Con toda la flojera del mundo seguí echada en mi cama hasta que escuché que mamá me llamaba para ir a responder. Era mi hermano. Me daba consejos de qué llevar, y con qué ropa viajar. Me decía también que no coma muchas cosas porque al ser mi primer viaje en avión podría afectarme un poco. Yo, muy obediente y más ansiosa que el día anterior, dejaba todo listo para mi gran primer viaje.

Como cosa de nada se hicieron ya las tres de la tarde. No tenía hambre, y estaba un poco enojada porque mi hermana mayor no llegaba con las sandalias que me tenía que prestar. Y hasta que por fin llegó. Tomamos un jugo algo ligero, y esperamos pacientes a que sean 04:30 p.m. para partir hacia el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, ya que está cerca a mi casa.

Ahora sí. Llegamos ya al aeropuerto. Y el principal, el que tenía los pasajes y todos los papeles no llegaba aún: mi hermano. Llego prácticamente a las 06:30 p.m. cuando el avión ya estaba por partir. Pero algo nos detuvo. El permiso que tenía mi hermana menor firmado por mis padres para poder salir de Lima estaba mal elaborado. Por poco y no la dejan viajar. Gracias a su llanto y a que la recepcionista se apiadó de ella y selló su permiso.

Cuando ingresamos ya y subimos al avión, nos hicieron apagar a todos los celulares y tablets, porque llenarían el tanque del avión. Hubo imperfecciones en el avión por lo que bajamos y tuvimos que cambiar de vuelo. Pero ya, por fin despegó el avión. Ahora en el aire, con algo de nervios a que se me tapen los oídos, lo bueno es que no pasó porque fui mascando un caramelito todo el viaje que fue solo de una hora y media.

Al aterrizar en Piura, apenas pisamos el pequeño aeropuerto norteño, mi hermana y yo corrimos al baño porque en el avión teníamos mucho miedo de que se caiga la parte trasera.

Llegamos a eso de las 07:30 p.m. y también llegaba el conocido canta autor peruano Gianmarco. Tenía ganas de quedarme y esperar a verlo, pero la camioneta Van de color plomo que en envió el hotel para llevarnos, ya nos estaba esperando. Así que no lo vimos.

El viajo duró tres horas, y cuando llegamos al inmenso y muy bonito hotel, fuimos a registrarnos. Con mucho hambre fuimos a comer al buffet del hotel, hamburguesa, salchipapa, pollo broaster. Todo era comida rápida. Y sentimos real el conocido dicho: “barriga llena, corazón contento”. Fuimos a dormir, y nos dividimos en las dos habitaciones con tres camas cada una.

Estuvimos tres días ahí disfrutando del rico sol del norte. Es así que por fin pudimos pasar un relajante y emocionante fin de semana largo.  


Melissa Echeverria, Mónica Echeverria, Natalia Echeverria



                 Esperando que despegue el avión. 

Por Mónica Echeverria García

Crónica: Volteando el cerro está el Cristo


Crónica al Morro Solar                               


Una tarde soleada  y abrumadora cayó en las playas de Chorrillos. Las personas caminaban  indiferentes de un lado a otro  por el malecón. Otras degustaban la comida de la feria de gastronomía que estaba  impulsada por un instituto cerca de ahí. Muchas parejas entrelazaban sus brazos y  labios observando la vista del mar y a los pescadores que se perdían en su profundidad.

Entre ellas, se encontraba una mujer con dos trenzas largas, de rasgos andinos vendiendo caramelos con sus dos pequeños hijos. Uno estaba colgado en su espalda, tapado en su mantón y el otro cogía la pollera de su madre muy fuerte como si esta se le fuera a escapar.  El pobre lloraba porque le dolían los pies y ya no podía  caminar. La madre sacó un caramelo para calmar su llanto. Tan pronto observó el dulce cesaron las lágrimas. Esta pobre mujer tendría que vender todas sus golosinas para poder darles alimento a sus niños, ante  el desinterés de la gente que pasaba por allí.

El malecón de Chorrillos lleva cierta historia. Fue construida  en la  gestión presidencial de  Ramón Castilla, cuando  tan solo era  un entablado con barandal de madera que bordeaba el precipicio.  Permitía apreciar una panorámica  vista de la costa y ostentaba dos glorietas (plazuelas). Diseminadas en toda su extensión, había un gran número de bancas y macetas de grandes dimensiones.

Cuando se bajó el sol y el cielo se puso rosado, dos  turistas mujeres  caminaban plácidamente por los  anchos, largos y rocosos escalones que  iban directo al morro  solar. En el tramo se encontraron con dos hombres  sentados en la cima la escalera fumándose un porrito de marihuana.  Como le dicen ellos .  No era raro chocar  con personas así, porque el lugar  resultaba ser desolado.

Al inicio del recorrido  se observan unas grandes filas de escaleras construidas en “s” pintadas por los bordes de color de blanco y conformen se va  subiendo  lograron captar los montículos de tierra seca que estaba envuelta con pequeñas rocas  desde la mitad de la subida  ya se puede divisar  el litoral peruano.

Al llegar al mirador del Morro Solar, los visitantes se chocaron con una Lima gris,  se visualizó una gran cruz que fue construida con pedazos de otras torres  de alta tensión que ya antes  habían sido destruidas por los terroristas. Esta fue levantada para la   primera venida del papa  Juan Pablo II  al Perú, en 1985. Esta Cruz enciende la noche y puede ser vista desde largas distancias, tanto en la capital, como desde el sur limeño. Próxima a la Cruz, se levanta un santuario dedicado a la Virgen María, la cual es visitada por fieles católicos quienes llegan hasta allí por un camino de zig  zag.

 

 

El morro solar resulta ser  un conjunto de cerros. Fue escenario de una de las batallas más sangrientas que tuvo este país que se libró en la denominada ’Guerra del Pacífico’ entre Perú y Chile. Prueba de ello son los hallazgos de los uniformes y armamentos de los soldados, de ambos bandos, que lucharon en aquella batalla. Aledaño a  ese cerro, se encuentra también el  planetario, bordeado por piedras, descuidado, y en la puerta lleva puesto un candado junto con un aviso. Este planetario resulta ser  el primer centro de observación astronómica, construido y dirigido por el ingeniero Víctor Estremadoyro.

El viento abriga el mirador y despeina a los turistas, mientras los vendedores ambulantes ofrecen sus productos. La noche va caer y todos observan la hermosa vista  de toda la costa verde, la playa calmada sin el azote de una sola ola, y al otro extremo volteando el cerro, se encuentra el Cristo del Pacifico  extendiendo sus manos como dando la bienvenida a quien se le presente y con la mirada  perdida hacia el cielo. La estatua  fue instalada el 15 de junio del 2011, en   el segundo mandato del expresidente Alan García.

La gran magnitud del Cristo deja con la boca abierta  a los turistas  que no dudan en tomarse fotos con él, solo a las faldas, ya que  su plataforma no permite que le toquen ni los pies.

Entre tanto turista y ciudadano, se hallaba, en el descampado, las tomas de un fotógrafo  y una modelo con un vestido largo color crema sujetada por una correíta dorada en la cintura. El exagerado escote de su espalda y pecho llamaba la atención de muchos hombres, además de su belleza que hacia juego con el maquillaje. El fotógrafo había tomado tantas fotos que ya había perdió la cuenta. La noche ayudó a que el paisaje del balneario de Lima contrastara con la modelo.

Los ambulantes vendían todo tipo de sanguches sin el infaltable café para apaciguar el frío. Autos modernos y de antaño yacían estacionados al borde del abismo para no obstruir el paso de la gente.

Al costado del Cristo está también el “Monumento al Soldado Desconocido". En este lugar en donde están erigidos monumentos dedicados a los combatientes como agradecimiento a los peruanos que ofrendaron sus vidas y a quienes no se menciona directamente en los anales de la historia, ya que fueron demasiados hombres que entregaron todo por su patria.

El cielo de azul oscuro cubrió todo y dejó de ser Lima gris. Las  resplandecientes luces de los faros se encendieron,  daba la hora de volver a casa, pero el camino de regreso para los turistas y ciudadanos ya no era tan tedioso como al inicio. Muchos se iban caminando y se perdían en la oscuridad del tramo. Otros retornaban en auto, ya que también tiene una pista alterna. 

 

 Rocio del Pilar Huaman Ruelas