Entrevista a Julián Cisneros
Ramírez
Te he estado observando desde que bajaste de
aquel vehículo con franjas de color rojo, naranja y amarillo. Tu sonrisa es
radiante. Tus ojos lucen frescos, pero al mismo tiempo cansados. Supongo que es
por las horas de trabajo. Me encuentro ahora contigo. Es tu horario de
descanso. Me cuentas que tienes tan solo un par de horas. Me das 40 minutos
para poder responder mis preguntas. Entre risas y conteos de cronómetro, me
dices una vez más que el tiempo corre y que entre poco debes reincorporarte a
tus labores de rutina diaria.
Conozco parte de tu vida. Sé que perdiste a
tu madre de pequeño. ¿Muy complicado cierto? Abres los ojos como lupa, haces un
gesto de duda y tristeza. Me cuentas que cuando esto sucedió tenías apenas 13
años, que la muerte de tu madre fue repentina, que no te afectó tanto como a
tus otros cuatro hermanos, porque eras tú el mayor y el que más preparado para
la vida estaba. Mencionas de igual manera que es un dolor inmenso, pero que ese
fue tu motor y motivo para salir adelante. Dices que trabajabas desde muy
pequeño, siempre con el fin de aportar alguna platita extra para el hogar.
A raíz de la muerte de tu madre, viajaste a
Lima. Tú radicabas en Huánuco. Llegaste a la capital con el fin de culminar tus
estudios secundarios y trabajar para ayudar a la mejora de educación y calidad
de vida de tus hermanos y padre. Entonces quiero preguntarte, cuál fue tu
primer trabajo. Levantas pecho y el ambiente se vuelve más ameno. Me cuentas
que comenzaste como ayudante de una tienda de abarrotes, que te encargabas de
abastecer mercadería desde los 13 años. A tus 18 años lograste independizarte y
conseguiste capital de tu primer y único patrón, persona con quien trabajaste cinco
años.
Me dices que te cachueleabas vendiendo
golosinas para los puestos de diferentes mercados. Por bolsa o caja te podías
ganar 10 céntimos o hasta 1 sol y para ti eso era suficiente. Recuerdas que en
una etapa de tu vida, cuando buscabas crecer, te enfermaste de una terrible
enfermedad, pero que lograste superarlo con un tratamiento.
_Cuéntame, te digo, ¿cuál fue tu primera
decepción como negociante?
_Uy!_ exclamas_. Recuerdo haber viajado a Arica, Chile, con el fin de comprar golosinas cuando de repente aparecieron dos tipos y me asaltaron parte del capital que llevaba conmigo. Ello me llenó de mucha ira.
_Uy!_ exclamas_. Recuerdo haber viajado a Arica, Chile, con el fin de comprar golosinas cuando de repente aparecieron dos tipos y me asaltaron parte del capital que llevaba conmigo. Ello me llenó de mucha ira.
Sé que viajaste al extranjero. Te pregunto si
ello fue parte de tu independización? Asientes con la cabeza y me dices que fue
una hermosa experiencia. _Viajé al Japón, Tokio, con mi grupo de amigos del
colegio, pues uno de ellos tenía descendencia japonesa y me llevó para allá
sabiendo que buscaba un mejor futuro. El ser responsable y el tener las agallas
que pocos tienen, me hizo conocer muchos lugares ricos en cultura y sobre todo
me permitió obtener el capital que necesitaba. En Tokio trabajé en limpieza y
en maquinaria pesada. Ello siempre me apasionó.
Le
pregunté cuál fue su secreto para tener éxito. Me dijo que fue fundamental dedicarse
por completo a lo que siempre añoró. El ahorro fue fundamental, el ser metódico
de igual manera y la responsabilidad que siempre practicó desde muy pequeño.
Indagué
sobre si tenía un modelo de superación, a lo que respondió: _Por supuesto: mi
gran abuelo, pese a no tener absolutamente nada, lo tuvo todo; logró superarse,
logró mejorar su calidad de vida para él y para su familia. Fue una persona muy
exitosa, muy aguerrida, muy admirable. Fue mi modelo a seguir.
Repentinamente se asoma uno de tus tres vehículos,
aquel que compraste en 1991. Me cuentas que es tuyo. Sonríes y dichoso me dices:
_Esta fue mi primera herramienta de trabajo, fruto de mi primera inversión.
Me
dices que seguro es lo que todo mundo siente cuando consigue algo con tanto
esfuerzo. Me aconsejas que nunca deje de soñar, que nunca deje de desear, que
persiga mis anhelos y que jamás flaquee. Entonces, te refuto y te pregunto
cuáles son tus adversidades. Suspiras y me dices que lo común son los
accidentes, fallas mecánicas, las ordenanzas que cambian en corto plazo, las
revisiones técnicas.
Y es que el negocio es rentable, pero requiere
mucha dedicación y cuidado, sin embargo, como transportista te sientes realizado,
pues sientes que estas contribuyendo con
el desarrollo de tu país. Te veo fortalecido por un bien económico muy rentable
y provechoso. Luego añades: _deseo seguir en este medio por mucho tiempo más.
Te digo que la dicha abunda en ti y te pregunto,
ahora, qué opinión tienes sobre las muy sonadas foto papeletas. Respondes
sereno y me dices que estás de acuerdo, que es una contribución para el
transporte urbano, ya que consiste en un mayor control y manejo de paraderos
establecidos, medición de velocidad y carriles autorizados, sobreguarda las
acciones de los peatones y conductores, etc., pero que desearías, como muchos
colegas, que estas cámaras se encuentren en lugares viables y que fuera bueno que los policías no anden
cambiando de un lugar a otro sin dar señalizaciones.
De pronto, nuestra entrevista es interrumpida
por tu celular. Me cuentas que ya es hora de tu retornar a la empresa.
Por Valerie Cisneros Lizano.
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